lunes, 16 de mayo de 2011

De Pancho Villa, y una nación que se desnuda.

Como todos los mexicanos, y en especial, todos los que somos del norte del país, no puedo dejar de pensar en la seguridad personal y de nuestros seres queridos. La situación cada día es más difícil, traumática y estresante.

Si no es un día la noticia de un ejecutado por aquí, de una balacera con inocentes de por medio, de corrupción y malos manejos de autoridades, de la manipulación de los partidos políticos. Y todos decimos... antes todo estaba mejor... antes no había balaceras, bloqueos ni tanta inseguridad...

Cuando recién comenzaban todos estos eventos, yo aún pensaba que las cosas estaban igual que siempre, la única diferencia es que los medios de comunicación lo estaban explotando para ganar más. La verdad ya rebasó mi teoría, pero sigo pensando que antes también pasaban estas cosas.

Se acaban de cumplir 100 años de que Pancho Villa entró con sus bandidos a la ciudad de Torreón y arrasó con todos los chinos de la ciudad, contados por cientos, entre muchas otras atrocidades. Al ir por la calle, y encontrar estatuas de Pancho Villa, escuchar que... !!hasta hay gente que le REZA y lo quiere hacer santo!!... Todavía es un héroe, sólo porque le dió en su madre a un pueblito gringo y se escondió como todo un maleante.

Mexicanos... ¿cómo podemos pedir seguridad, si nuestros héroes nacionales fueron ladrones y asesinos? ¿Cómo podemos esperar que la educación y el trabajo cambien a aquellos que por un siglo han vivido de robar y asesinar, ya sea por pobreza y necesidad, o por gusto y descaro? ¿Cómo podemos pedir de las nuevas generaciones el que sigan el buen camino si a su alrededor sólo ven corrupción, pobreza y violencia? Y por encima, ¡ver que los más ladrones y asesinos son honrados como héroes! ¿Cómo podemos esperar que nuestros jóvenes no quieran ser narcos o políticos (o futbolistas en el mejor de los casos :P) ?



Quiero aclarar que soy de esos que no está en contra de la guerra contra la delincuencia, porque desafortunadamente, y como dije al principio, las cosas cada vez son más difíciles. No, esta guerra contra el crimen es cómo la fiebre del cuerpo que trata de curar de la manera más directa una enfermedad. Mientras más fuerte es la infección, más fuerte es la fiebre. Pero es una fiebre que se necesita para salvar al organismo de una muerte.

Pero así como pienso que esta "fiebre" es lo que se tenía que hacer para salvaguardar a la nación (aún si llegó un poco tarde), también creo que no todas las enfermedades se curan sólo con la fiebre: también se requieren antibióticos, y en ocasiones algo que ayude a controlar la fiebre cuando se sale de control, de modo que aún sea efectiva pero que no dañe al cuerpo. Nótese, para los malpensados, que "fiebre" no es lo mismo que "calentura", ¿eh?

No podemos esperar que sólo la creación de empleo y de trabajo solucionen los problemas de violencia y de pobreza del país, es mi humilde opinión pensar que el "antibiótico" que necesitamos ha de ser una mezcla mucho más fuerte que el empleo y el trabajo.

Dicen que es muy fácil hablar de los problemas, pero que nadie nunca propone soluciones. Morfeo tiene un rato tratando de arrastrarme a las sábanas, por lo que sería presuntuoso de mi parte pensar que podría proponer dicha mezcla de "antibióticos" sin llevar al desastre a la humanidad entera. Creo que eso habrá de ser en otro ocasión.

Buenas noches.

Vaya, estrenando

Pues lo hice, por fin creé un blog, después de haber entrado también al twitter. ¿Será acaso por el insomnio que he tenido estos últimos días?

La verdad, es que en este año que implica tantos cambios para mí (¡me casó con la mujer de mi vida!), mi mente ha divagado más y más con ideas que me nacen y que mueren dentro de mí, y luego se vuelven a arremolinar después al aparecer la ocasión.

Me fascinó en la película de Harry Potter, no sé en cuál, cuando el mago Dumbledore se saca las ideas de la cabeza con la varita mágica y las guarda en una fuente, donde las observa posteriormente, con la cabeza fría, con más tiempo... y sin ocuparle espacio en la memoria temporal de su cabeza.

Cada día en que me siento más y más saturado por las ideas, siento que al no sacarlas para madurarlas después, ahí se van quedando.

Puedo asegurar que hablaré de muchas cosas sueltas, posiblemente sin conexión unas con otras, porque mi mente, además de estar siempre ocupada, es una mente que adora conocer cada día cosas nuevas, de cualquier tema.

Así, con todo esto, sólo me queda darles la ¿bienvenida?, como diría José Armando Fuentes Aguirre (alias Catón) a mis posibles dos lectores.